viernes, diciembre 28, 2007

Hasta hoy, pues yo estoy contigo

Isaias 62: 1-5

Por amor de Sión no callaré
y por amor de Jerusalénno descansaré,
hasta que salga como un resplandorsu justicia
y su salvación se enciendacomo una antorcha.

Entonces verán las naciones tu justicia
y todos los reyes tu gloria;
y te será puesto un nombre nuevo,
que la boca de Jehová te pondrá.

Y serás corona de gloriaen la mano de Jehová
y diadema de realeza en la manodel Dios tuyo.

Nunca más te llamarán "Desamparada",
ni tu tierra se dirá más "Desolada";
sino que serás llamada Hefzi-bá,
y tu tierra, Beula;
porque el amor de Jehová estará contigo
y tu tierra será desposada.


Pues como el joven se desposacon la virgen,
así se desposarán contigo tus hijos;
y como el gozo del esposo con la esposa,
así se gozará contigo el Dios tuyo.

jueves, diciembre 27, 2007

Ilumine este mundo

Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.

Mateo 5:14-16

Jesús dijo: “Yo soy la luz del mundo” (Jn. 8:12). Dijo también de Sus seguidores, incluidos los de hoy: “Vosotros sois la luz del mundo” (Mt. 5:14). Ambas declaraciones son verdaderas porque los cristianos son linternas de Cristo. Aunque nosotros no somos la Luz, somos portadores de Luz.

Las personas que están dando tumbos en la oscuridad del pecado y la desesperanza, pueden mirar a los creyentes y ver esperanza, porque de nuestro interior brota la verdad de Jesucristo, el mensaje de salvación del evangelio para perdón de pecados. Dejamos que Él brille cuando le imitamos con nuestra conversación, conducta y nuestro carácter. Un estilo de vida recto llama la atención porque es diferente al modo de obrar, egoísta y frustrante, típico del mundo. Muchos que vean nuestra luz querrán también tener a Jesús.

Dios le ha dado al creyente la tarea de iluminar al mundo. Por tanto, debemos mantener resplandeciente nuestra luz. Esto significa preservar nuestra relación pasando tiempo con Él y leyendo Su Palabra, para que podamos tomar decisiones sabias. De no ser así, nuestro fervor por el Señor comenzará a disminuir y no habrá más contentamiento y gozo para el creyente. También debemos mantener inmaculada nuestra linterna resistiendo las tentaciones. El pecado mancha el testimonio del cristiano. Sin embargo, cuando pecamos nuestro espíritu es limpiado por la confesión y el arrepentimiento.

Usted ha recibido el gran honor de reflejar a Cristo en el mundo. No permita que el descuido o el pecado opaquen su llama. Alguien que está en su esfera de influencia necesita que su “linterna” le guíe hacia la verdadera Luz del mundo.

miércoles, diciembre 26, 2007

Mi buen amigo

El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él. Le dijo Judas (no el Iscariote): Señor, ¿cómo es que te manifestarás a nosotros, y no al mundo?

Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él. El que no me ama, no guarda mis palabras; y la palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió.

Juan 14:21-24

Las relaciones deberían ser una calle de doble sentido. Sin embargo, como cristianos, a veces queremos ser quienes lo reciban todo, para que Dios sea quien lo dé todo. Si deseamos ser creyentes productivos, tenemos que aceptar nuestra responsabilidad en el pacto que Dios hizo con nosotros en el momento de salvarnos.

Buscar la intimidad con Dios. El cristianismo pudiera parecer más fácil si lo único que hiciéramos es llenarnos la cabeza de conocimiento espiritual. Sin embargo, las relaciones verdaderas son alimentadas por la comunicación. Por medio del estudio de la Biblia y de la oración, debemos tomar la iniciativa de conocer la voluntad y los planes de Dios.

Proteger la intimidad con Dios. Para proteger nuestra intimidad con Dios, debemos ser obedientes. Cuando desobedecemos, la relación entre nosotros y el Señor se debilita porque estamos buscando otra cosa fuera de Él. Ninguna persona o ideología puede satisfacer el deseo de nuestro corazón, como el servir al Señor.

Transmitir la buena nueva de nuestra intimidad con Dios. El mejor regalo que podamos dar a las personas cercanas a nosotros, es lo que pensamos de nuestra amistad con Dios. Cuando hablamos de Él con nuestros hijos o con nuestros compañeros de trabajo, estamos sembrando el deseo por conocer a Dios en sus corazones. Nuestra familia y nuestros amigos querrán tener esa clase de relación íntima con el Dios todopoderoso que nosotros tenemos.

Dios le ha creado a usted, le ha salvado y le ha dado un hogar eterno. Ésa es la clase de amistad que cualquier persona debería.

lunes, diciembre 24, 2007

Hoy no estoy solo

Jehová es mi pastor,nada me faltará.

No pienses mas en las cosas que, a este día hace falta, piensa en el dador de la vida, lo que tu tienes lo tienes por gracia por su misericordia, por su inmenso amor. Recuerda que por mas que te afanes de tener lo que no esta a tu la do o verdaderamente no tienes, no añadirás un codo a tu estatura.

En lugares de delicados pastos me hará descansar; junto a aguas de reposo me pastoreará.

Dios te a llamado a que a través de tu confianza en el vivas en paz, háblale a tus problemas de Dios, no ha Dios de tus problemas.

Confortará mi alma. Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre.
No importa lo que te digan o te hagan El esta contigo, El hará justicia, aunque no la veas permanece en el, las cosas al tiempo de Dios son maravillosas.

Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento.

En el salmo 121 encontraremos el complemento de esta verdad "me socorro viene de Jehová que creo los cielos y la tierra" confía en Dios el no te dejara ni te desampara

Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando.

Si hoy tiene que sentarte a la mesa con tus angustiadores, hazlo, esto es de Dios, pues el se engrandece en ti a través de esto, pues promesa suya es, solo tienes que decir "Padre unge mi cabeza con tu aceite y para que al sentarme en la mesa a compartiré esta cena de navidad, con mis angustiadores yo entienda que no es solo con ellos sino contigo, para la grandeza de tu nombre, te lo pido en el nombre de Jesús, amen.

Ciertamente, el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, y en la casa de Jehová moraré por largos días.

Bendiciones, sobre abundan en nuestras vidas cuando entendemos su verdad, cero melancolía por lo que no están, cero tristeza, cero amargura, porque el que tiene que estar contigo esta.

miércoles, diciembre 19, 2007

Más que vencedores

Si deseas ser mas que vencedor, escodriña esta verdad de Dios segun romanos 8; 29-39

Sabemos, además, que a los que aman a Dios, todas las cosas los ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.

A los que antes conoció, también los predestinó para que fueran hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.

Y a los que predestinó, a estos también llamó; y a los que llamó, a estos también justificó; y a los que justificó, a estos también glorificó.

¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?

El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?

¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica.

¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.

¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, angustia, persecución, hambre, desnudez, peligro o espada?

Como está escrito:

«Por causa de ti somos muertostodo el tiempo;
somos contados como ovejasde matadero».

Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.

Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte ni la vida, ni ángeles ni principados ni potestades, ni lo presente ni lo por venir,

Ni lo alto ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús, Señor nuestro

martes, diciembre 18, 2007

Ser fiel y diligente

"Su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré. Entra en el gozo de tu señor". (Mateo 25:21)

La fuerza de la fidelidad es un fruto del espíritu que usted recibió el día que nació de nuevo. El diccionario de la Real Academia de la Lengua define fidelidad como "lealtad, observancia de la fe que alguien debe a otra persona. Puntualidad, exactitud en la ejecución de algo".

Una persona fiel constantemente hace lo que es justo, aun cuando pareciera que pudiera perjudicarle. El salmo 106:3 dice: " Dichosos los que guardan juicio, los que hacen justicia en todo tiempo". Sin la fidelidad, no podemos ser justos, porque la naturaleza de Dios es ser fiel.

"Que por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias; nuevas son cada mañana.¡Grande es tu fidelidad!" (Lamentaciones 3:22-23). "Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo, nuestro Señor" (1 Corintios 1:9).

En 2 Crónicas (16:9) dice que Dios busca la fidelidad: "Porque los ojos de Jehová contemplan toda la tierra, para mostrar su poder a favor de los que tienen un corazón perfecto para con él…". Aquí, la palabra hebrea para perfecto significa "leal, devoto, dedicado, fiel".

Cuando encuentre una promesa en la Palabra, no se descalifique a sí mismo diciendo: "Dios jamás haría eso por mí". Transfórmese por medio de la renovación de su entendimiento (Romanos 12:2). Deje que la Palabra de Dios transforme su manera de pensar. Usted prosperará en cualquier aspecto a medida que su alma (mente, voluntad y estado de ánimo) prospere en el conocimiento y entendimiento bíblico de ese aspecto y lo ponga en práctica. Su ser interior prospera cuando usted cree en la Palabra. Su situación prospera cuando usted recibe lo que Dios le dice y lo pone en práctica.

Medite constantemente en las promesas de la Palabra hasta que lleguen a ser parte de su vida. Todo lo que usted reciba de Dios empieza con la Palabra que tenga en su corazón. En Proverbios 4:20-23 dice: "Hijo mío, está atento a mis palabras; inclina tu oído a mis razones. Que no se aparten de tus ojos; guárdalas en lo profundo de tu corazón, porque son vida para los que las hallan y medicina para todo su cuerpo. Sobre toda cosa que guardes, guarda tu corazón, porque de él mana la vida". La fidelidad le dará fuerzas para ser diligente, aún cuando nunca haya tenido una inclinación natural a serlo. La Palabra constantemente nos dice que debemos buscar a Dios diligentemente, y escuchar y obedecer sus mandatos. ¿Para qué? Deuteronomio 28:1-2 dice que si usted oye y obedece, ¡las bendiciones vendrán sobre usted! Porque "Él recompensa a los que lo buscan" (Hebreos 11:6). El incremento es resultado de la diligencia. Como se señala en Proverbios 10:4: "La mano de los diligentes enriquece".

Sea también diligente y fiel a Dios en su vida diaria. Tome la decisión de ser fiel en su trabajo, en la iglesia, en su vida de oración y en darle prioridad a la Palabra. Nuestra alma prospera a medida que pasamos tiempo en la Palabra y a medida que la creemos y la vivimos en obediencia a Dios. El resultado será lo que dice 1 Juan 3:22: "... y cualquiera cosa que pidamos la recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos y hacemos las cosas que son agradables delante de él".

La primera regla para recibir es ¡no darse por vencido! Manténgase en la Palabra; manténgase en lo que Dios le ha indicado que debe hacer. Aun si comete un error, arrepiéntase y vuelva al camino. Eso es fidelidad y es parte de una vida de prosperidad, porque "el hombre fiel recibirá muchas bendiciones" (Proverbios 28:20).

lunes, diciembre 17, 2007

¿Está Dios en todo?

Viendo los hermanos de José que su padre era muerto, dijeron: Quizá nos aborrecerá José, y nos dará el pago de todo el mal que le hicimos. Y enviaron a decir a José: Tu padre mandó antes de su muerte, diciendo:

Así diréis a José: Te ruego que perdones ahora la maldad de tus hermanos y su pecado, porque mal te trataron; por tanto, ahora te rogamos que perdones la maldad de los siervos del Dios de tu padre. Y José lloró mientras hablaban.

Vinieron también sus hermanos y se postraron delante de él, y dijeron: Henos aquí por siervos tuyos. Y les respondió José: No temáis; ¿acaso estoy yo en lugar de Dios? Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo.

Ahora, pues, no tengáis miedo; yo os sustentaré a vosotros y a vuestros hijos. Así los consoló, y les habló al corazón.

La historia de José en el Antiguo Testamento es uno de ejemplos más conocidos de la bendición del Señor en la vida de un hombre, a través de las duras experiencias que vivió. En el pasaje de hoy, el esclavo convertido en prisionero y después en líder nacional, está de pie delante de los hermanos que lo vendieron como esclavo. Les dice: "No temáis. ¿Estoy yo acaso en el lugar de Dios? Vosotros pensasteis hacerme mal, pero Dios lo encaminó para bien, para hacer lo que vemos hoy: mantener con vida a un pueblo numeroso" (vv. 19, 20).

El pecado o la falta de una persona muchas veces afectan la vida de otra persona –algo que nos inclinamos a considerar injusto. Pero nuestros caminos no son los caminos de Dios (Is. 55:8, 9). De la Escritura podemos aprender que José deseaba servir al Señor (Gn. 39:9; 40:8; 41:16). Sin embargo, se les permitió a sus hermanos que lo vendieran como un esclavo. Y a la esposa de Potifar no se le impidió que acusara a José de violación, lo que hizo que fuera llevado a la cárcel. La Biblia promete: "El ángel del SEÑOR acampa en derredor de los que le temen, y los libra" (Salmo 34:7). Es decir, las dificultades y las pruebas pudieron tocar a José –o a cualquiera de los creyentes– sólo porque Dios lo permitió con un propósito.

Nadie puede decir con certeza por qué suceden algunas cosas malas. Pero podemos tener consuelo en el hecho de que Dios lo sabe: "Las cosas secretas pertenecen al SEÑOR nuestro Dios, pero las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos, para siempre, a fin de que cumplamos todas las palabras de esta ley" (Dt. 29:29). Nuestra parte es aprender del ejemplo de hombres como José, quien confió en el Señor y obedeció todo lo que Él le mandó.

viernes, diciembre 14, 2007

Una expresión de amor

Alabad a Dios en su santuario; Alabadle en la magnificencia de su firmamento.
Alabadle por sus proezas; Alabadle conforme a la muchedumbre de su grandeza

Salmo 150; 1-2

Muchos tenemos una idea de lo que se siente cuando se está enamorado. Cuando estamos separados, pensamos siempre en el objeto de nuestro amor, y ardemos en deseos de pasar tiempo juntos. Muchas veces contamos historias y describimos los atributos de la otra persona, para que todos sepan lo maravillosa que es esa persona especial. En una palabra, alabamos al ser amado.

David es descrito en la Biblia como un hombre conforme al corazón de Dios (1 S. 13:14).

La alabanza era una de las maneras como él buscaba honrar a su amado Señor. Los salmos contienen su adoración en palabras; allí encontramos versículos como: “Porque mejor es tu misericordia que la vida; mis labios te alabarán” (Salmo 63:3). David expresaba también su amor al Señor mediante la danza (2 S. 6:14). Este rey tenía una relación muy apasionada con Dios.

¿Amamos nosotros al Señor con la misma clase de entusiasmo, sin ninguna vergüenza, que exhibía David? Algunas personas, por supuesto, son más inclinadas a las demostraciones de fervor que otras, pero muchos de nosotros dejamos que la vergüenza sofoque nuestra alabanza. Hay cristianos que se preguntan qué pensarán los demás si cantan demasiado alto. A otros les preocupa que sus amigos o compañeros de trabajo los consideren fanáticos si hablan mucho del Señor.

Dios es digno de alabanza. Él es nuestro Amigo, nuestra Roca y nuestro Protector. ¡El Señor nos salvó de la muerte! Si permitimos que la opinión de los demás nos cohíba, podremos olvidar que Él es el único público que importa. Desde la creación, el Señor ha merecido y recibido la ofrenda de la alabanza para Su gloria. No tenga temor ni se sienta avergonzado de darle a Dios lo que Él se merece.

Una expresión de amor

Alabad a Dios en su santuario; Alabadle en la magnificencia de su firmamento.
Alabadle por sus proezas; Alabadle conforme a la muchedumbre de su grandeza

Salmo 150; 1-2

Muchos tenemos una idea de lo que se siente cuando se está enamorado. Cuando estamos separados, pensamos siempre en el objeto de nuestro amor, y ardemos en deseos de pasar tiempo juntos. Muchas veces contamos historias y describimos los atributos de la otra persona, para que todos sepan lo maravillosa que es esa persona especial. En una palabra, alabamos al ser amado.

David es descrito en la Biblia como un hombre conforme al corazón de Dios (1 S. 13:14).

La alabanza era una de las maneras como él buscaba honrar a su amado Señor. Los salmos contienen su adoración en palabras; allí encontramos versículos como: “Porque mejor es tu misericordia que la vida; mis labios te alabarán” (Salmo 63:3). David expresaba también su amor al Señor mediante la danza (2 S. 6:14). Este rey tenía una relación muy apasionada con Dios.

¿Amamos nosotros al Señor con la misma clase de entusiasmo, sin ninguna vergüenza, que exhibía David? Algunas personas, por supuesto, son más inclinadas a las demostraciones de fervor que otras, pero muchos de nosotros dejamos que la vergüenza sofoque nuestra alabanza. Hay cristianos que se preguntan qué pensarán los demás si cantan demasiado alto. A otros les preocupa que sus amigos o compañeros de trabajo los consideren fanáticos si hablan mucho del Señor.

Dios es digno de alabanza. Él es nuestro Amigo, nuestra Roca y nuestro Protector. ¡El Señor nos salvó de la muerte! Si permitimos que la opinión de los demás nos cohíba, podremos olvidar que Él es el único público que importa. Desde la creación, el Señor ha merecido y recibido la ofrenda de la alabanza para Su gloria. No tenga temor ni se sienta avergonzado de darle a Dios lo que Él se merece.

jueves, diciembre 13, 2007

¿Deseo que mi vida cambie y prospere?

Estamos viviendo la vida mecánicamente, sin ni si quiera escucharnos a nosotros mismos, pues en muchas ocasiones podemos vernos sin saber que verdaderamente nos gusta o que queremos realmente, no tenemos una relación con nuestro yo, ahora si esto esta pasando con nosotros mismos ¿como podríamos escuchar a Dios y reconocer de sus planes buenos y perfectos para nuestras vidas?

Hay creyentes a los cuales Dios ha querido poner en altos puestos políticos. Él les habría mostrado como resolver algunos de los problemas de sus naciones, pero Él no ha podido lograr que ellos le presten atención. Entonces Dios los deja donde están, que sigan dando vueltas en un trabajo sin futuro. Hay otros a los cuales Dios hubiera ascendido hasta llegar a ser gerentes de grandes corporaciones, pero ellos estuvieron tan ocupados en sus propias e insignificantes metas que no se molestaron en averiguar cuáles eran las metas de Él.

No desaproveche los planes de prosperidad que Dios tiene para usted. Pase tiempo con Él, préstele atención y aprenda a reconocer su voz. No bastará con unos cuantos versículos bíblicos y con unos cinco minutos de oración para tener acceso a las revelaciones que el Espíritu Santo tiene para usted; es necesario que tome esto muy en serio.

Si usted cree que no tiene tiempo para hacerlo, piénselo otra vez. ¿Cuántas horas al día pasa en frente del televisor? ¿Cuántas horas a la semana pasa leyendo los periódicos? ¿Cuántas horas pasa leyendo novelas y viendo revistas? ¿Cuánto tiempo pasa pensando en sus problemas?

Reemplace esas cosas por la Palabra de Dios; use ese tiempo para meditar en las Escrituras. Ore y diga: «Espíritu Santo, necesito saber qué hacer en relación a esta situación en la que estoy involucrado». Luego, ponga atención, Él comenzará a darle la sabiduría de Dios con respecto a sus finanzas (o cualquier otro aspecto de su vida). ¿De veras lo hará? ¡Sin duda alguna!

Santiago 1:5-6 dice: «Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra».

No obstante, permítame advertirle una vez más. No se trata de leer unos cuantos versículos cada día y esperar ser prosperado. Sino que estamos hablando de escudriñar la Palabra y meterse en ella hasta que el Espíritu Santo empiece a hablarle y hasta que usted desarrolle una fe inconmovible. Eso no es algo que sucede de la noche a la mañana. Como agricultor espiritual, usted debe sembrar, deshierbar y regar la Palabra en su corazón. Va a tomar tiempo y esfuerzo, pero créame, la cosecha bien valdrá la pena.

miércoles, diciembre 12, 2007

Como conectarse y mantenerse.

Para recibir algo de Dios, debemos hacer lo mismo que esta mujer con el flujo de sangre: humillarnos y someternos a Él.

Marcos 5 dice que en el mismo instante en que la mujer con el flujo de sangre tocó el manto de Jesús, ella sintió en su cuerpo que había sido sanada.

"Luego Jesús, conociendo en sí mismo el poder que había salido de él, volviéndose a la multitud, dijo: ¿Quién ha tocado mis vestidos?... Pero él miraba alrededor para ver quién había hecho esto. Entonces la mujer, temiendo y temblando, sabiendo lo que en ella había sido hecho, vino y se postró delante de él, y le dijo toda la verdad" (vv. 30, 32-33).

En todo sentido posible, esta mujer se había sujetado a la autoridad de Jesús. Había oído su Palabra. La había creído. Empezó a declararla una y otra vez con sus labios, y luego actuó de conformidad con ella.

Su fe en las palabras de Jesús la llevó a cambiar sus propias palabras, y ella cambió el curso de su vida para que se ajustara a sus palabras de fe. Por eso la respuesta que Jesús le dio fue: "Hija, tu fe te ha hecho salva... " (v. 34a).

Ciertamente, la unción de Jesús fue lo que la liberó de todas sus ataduras, pero toda la unción en el mundo podría haber estado al alcance de su mano (y así fue) sin servirle de nada, si ella no la hubiera reclamado para bien suyo mediante su fe. La fe de la mujer se conectó con la unción de Jesús e hizo que fluyera a través de su cuerpo y cambiara su situación.

Jesús también le dijo "vé en paz, y queda sana de tu azote" (v. 34b). En otras palabras, le dijo que permaneciera en la sanidad y plenitud que había encontrado.

¿Cómo? Siguiendo sujeta a su Palabra, sujeta a su autoridad y sujeta a su unción.

Entre tanto, había otra persona pendiente de Jesús en ese momento que también quería beneficiarse de su unción. Era alguien que también se había humillado ante Dios y que se sujetó a la autoridad de Jesús. De hecho, era un hombre que también tenía cierto nivel de autoridad. Se trataba de Jairo, uno de los principales de la sinagoga.

Estar sujeto a Dios, solo trae veneficio para nuestras vidas.

martes, diciembre 11, 2007

Nuestra verdadera relacion

En mis años de contacto con la palabra, he notado que de vez en cuando llega alguien con la gran revelación de que Dios es soberano, y empieza a predicar que porque Dios es Dios, Él puede hacer lo que quiera, cuando quiera y como quiera.

Bueno, eso es cierto... en parte. Muchos en la iglesia han mantenido una noción de la soberanía de Dios según la cual no hay nada que nosotros podamos hacer o decir en cuanto a nada.

Creen que si Dios decide que vamos a ir al infierno, entonces vamos a ir al infierno. Si Dios decide que vamos a ser salvos, entonces vamos a ser salvos. Si Dios decide que vamos a enfermarnos o ser sanados, a ser pobres o ricos, o sea lo que sea que ÉL decida, entonces así es como va a ser.

El problema es que esa manera de pensar ignora por completo palabras bíblicas muy importantes como todo aquel y cualquiera. "Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo [el Ungido], es nacido de Dios..." (1 Juan 5:1). "Cualquiera que dijere a este monte... y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho." (Marcos 11:23). "Todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo" (Romanos 10:13).

El punto es que Dios sí es soberano, pero Dios en su soberanía nos ha dado su Palabra soberana y eso significa que a nosotros nos corresponde desempeñar un papel definitivo. De hecho, nosotros somos quienes emitimos el voto decisivo en todo lo relacionado con nuestra vida. No más carnada

Hoy día hay muchos creyentes que han aceptado a Jesús como su Señor y Salvador pero nunca se han sujetado realmente a su autoridad en todas las áreas de su vida. Eso sí, creen que lo han hecho, pero no es así.

En consecuencia, la mayoría de cristianos en realidad siguen sujetos a las ideas y la manera de hacer las cosas del mundo, no a las de Dios. No están sometidos a la autoridad de Dios, la unción de Dios ni los caminos de Dios.

Permítame mostrarle a qué me refiero. Santiago 4:6-7 nos dice que Dios "resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes. Someteos, pues, a Dios".

Con el correr de los años, la gente "religiosa" ha desarrollado una mentalidad según la cual ser humilde equivale a denigrarse a sí mismo.

"No soy más que un vil gusano indigno de las promesas de Dios".

Bueno, tal vez eso sea cierto en su caso, el mío y el de todos los demás, excepto que toda esa indignidad fue lavada por la sangre de Jesús.

La verdadera humildad basada en la Biblia consiste en que digamos: "Si así lo dice la Palabra de Dios, ¡así es como es y yo estoy de acuerdo!" Eso es lo que significa ser humilde y someterse a Dios.

Si usted fuera atacado en su cuerpo por alguna enfermedad o dolor, humillarse y someterse a Dios sería decir: "La Palabra de Dios dice que por las llagas de Jesús fui sanado. Entonces, yo fui sanado. Esa es la verdad en este asunto. La recibo y me someto a ella como la autoridad absoluta y definitiva".

¿Qué significa esto? Que usted se está humillando bajo la poderosa mano de Dios (cp. 1 Pedro 5:6a).

¿Y para qué? La Biblia dice: "Para que él os exalte cuando fuere tiempo" (v. 6b)

Mire, no es que Dios no quiera que seamos exaltados, lo que Él no quiere es que nos exaltemos a nosotros mismos. El texto bíblico dice que Él es quien nos exalta.

Recuerde que Dios resiste a los soberbios, así que cuando renunciemos al orgullo y a tratar de hacer todo a nuestra manera, y nos humillemos y sometamos a Dios y a sus caminos, no experimentaremos resistencia alguna de parte de Dios y su gracia empezará a fluir libremente.

Cuanto más declaremos la sanidad y cuanto más pronunciemos la verdad, tanto más andaremos en ella.

lunes, diciembre 10, 2007

Una vida larga y saludable

La Biblia tiene mucho que decir acerca de la voluntad de Dios en relación con nuestra vida aquí en la tierra: cómo vamos a vivir y por cuánto tiempo. Dios ha planeado para nosotros una buena y larga vida. Pero sin esa revelación, cuando lleguemos a los 60 ó 70, debemos empezar a disminuir nuestro paso y alistarnos para partir.

Nunca ha sido el plan de Dios que muramos jóvenes. Su voluntad es que vivamos el total de nuestros días. Ya es tradicional que se mencione el Salmo 90:10 en relación con la expectativa de vida del hombre. Dice: "Los días de nuestra edad son setenta años; y si en los más robustos son ochenta años, con todo, su fortaleza es molestia y trabajo, porque pronto pasan, y volamos". Sin embargo, la mayoría de la gente no se da cuenta de que al leer solamente este versículo se le saca de contexto. Una nota al pie de página de otra versión bíblica da la siguiente exlicación:

Se da la autoría del Salmo a Moisés, quien está intercediendo ante Dios para que quitara la maldición que hacía obligatoria la muerte de todo israelita mayor de veinte años (cuando se rebelaron contra Dios en Cades-barnea) antes de alcanzar la tierra prometida (Num.14:26-35). Dice Moisés, en el Salmo, que la mayoría de ellos están muriendo a los setenta años. Esta cifra se ha tomado a menudo equivocadamente como un lapso de vida fijo para toda la humanidad. No se refería a cualquier persona, sino a aquellos israelitas que estaban bajo la maldición y solo durante aquellos cuarenta años. Setenta años nunca ha sido el lapso promedio de vida de la humanidad. Cuando Jacob, el padre de las doce tribus había llegado a los 130 años (Gen. 47.9) se quejaba de que no había llegado a los años de sus antecesores inmediatos. De hecho el mismo Moisés llegó a vivir 120 años, Arón 123, y Miriam muchos años más que Aarón, Josué llegó a 110 años. Nótese también que en el milenio una persona que muera a los 100 se considerará un niño (Isa. 65:20).

Aquí aprendemos que los israelitas que morían a los 70 estaban viviendo bajo la maldición causada por desobediencia. Según Gálatas 3:13 Jesús nos ha redimido y por lo tanto la maldición no es maldición para nosotros. Si hemos hecho a Jesús nuestro Señor, es nuestra la libertad de todo lo que esa maldición cause, eso incluye la enfermedad, la destrucción y la muerte prematura.

Así que no se haga de la idea fija de que solo va a vivir hasta los 70. Lo que Dios realmente dijo con respecto al lapso de vida del hombre se encuentra en Génesis 6:3: "Y dijo Jehová : No contenderá mi espíritu con el hombre para siempre, porque ciertamente él es carne; mas serán sus días ciento veinte años".

Piense en esto. Quiere decir que a los sesenta usted está en la mitad de su vida. No es el momento de empezar a disminuir su ritmo. Al contrario, afírmese en esta Sagrada Escritura y en otras como el Salmo 103:2-5: "Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios. Él es quien perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus dolencias; el que rescata del hoyo tu vida, el que te corona de favores y misericordias; el que sacia de bien tu boca, de modo que te rejuvenezcas como el águila". Tome la decisión de disfrutar al máximo los muchos y productivos años que el Señor le ha prometido.

viernes, diciembre 07, 2007

No es un sueño imposible

Mucha gente afirma conocer a Dios, sin embargo, se le está privando de la clase de relación que Jesús realmente desea tener con ellos. Pueden recitar pasajes largos de las Escrituras e incluso algunos han pasado años en el seminario estudiando la Biblia. Se engañan al pensar: Oro y leo la Palabra todos los días, y considero que por ello permanezco en Jesús.

No comprenden lo que en realidad significa permanecer. Aunque leer, meditar y escuchar la Palabra de Dios es importante, estas cosas por sí mismas no lo convierten en una persona que “permanece”. Para serlo en verdad, no solo debe escuchar la Palabra, sino también es necesario guardarla.

Permanecer significa obedecer. Como dijo Jesús:

“El que tiene mis mandamientos y los guarda, ese es el que me ama; y el que me ama será amado por mi Padre, y yo lo amaré y me manifestaré a él. El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada con él. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado” (Juan 14:21, 23; 15:10, 12).

La Palabra que verdaderamente vive en nosotros no es la Palabra que conocemos, sino la que hacemos. Santiago 1:22 nos dice que la gente vive engañada porque no son hacedores de la Palabra, sino únicamente oidores. 1 Juan 2:3-6 lo dice así: “En esto sabemos que nosotros lo conocemos, si guardamos sus mandamientos. El que dice: «Yo lo conozco», pero no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso y la verdad no está en él. Pero el que guarda su palabra, en ese verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado; por esto sabemos que estamos en él. El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo”.

Si permanecemos en Jesús, viviremos como Él lo hizo: ¡en obediencia!

Jesús anduvo en el amor, obedeciendo a Dios en todo. Ni siquiera decía nada, salvo lo que el Padre le indicaba que debía hablar (Juan 12:49). Jesús vivió para cumplir la Palabra y el plan de su Padre y para obedecer (Juan 6:38).

¿Sabe cómo respondió Dios a esta obediencia? Le dio a Jesús su Espíritu sin medida (Juan 3:34). Como resultado de ello, Jesús venció a Satanás y destruyó sus obras a cada paso. En todas partes donde anduvo, Él hizo que los ciegos vieran, los paralíticos caminaran y los sordos oyeran; expulsó demonios y resucitó a los muertos.

No importa cuánto trate el mundo de convencernos de que es más emocionante pecar antes que obedecer a Dios, Jesús ha demostrado que no lo es. Él vivió la vida más apasionante de toda la historia. Obedecer a Dios no lo va a condenar a una vida de aburrimiento. La obediencia lo guiará hacia una vida de victoria y bendiciones tan emocionante como jamás usted ha podido imaginarse.

jueves, diciembre 06, 2007

Aquien temeré si conmigo estas

Dios, sálvame por tu nombre
y con tu poder defiéndeme.

2 Dios, oye mi oración;
escucha las razones de mi boca,


3 porque extraños se han levantado contra mí
y hombres violentos buscan mi vida;
no han puesto a Dios delante de sí.[d] Selah


4 Dios es el que me ayuda;
el Señor está con los que sostienen mi vida.


5 Él devolverá el mal a mis enemigos.
¡Córtalos, por tu verdad!


6 Voluntariamente sacrificaré a ti;
alabaré tu nombre, Jehová,porque es bueno,


7 porque él me ha librado de toda angustia
y mis ojos han visto la ruinade mis enemigos.

miércoles, diciembre 05, 2007

El secreto del valor

Cuando pienso en alguien de la Biblia que de veras conoció la bondad de Dios, siempre me viene a la mente David. Dios dijo que él era "un hombre conforme a su corazón" (1 Samuel 13:14; Hechos 13:22). En su juvenud, cuando cuidaba del rebaño en las colinas de Israel, David tenía comunión con Dios y había llegado a conocerle íntimamente. Él se dio cuenta de que Dios era amoroso, paciente y bondadoso. David sabía que Dios cuidaría de él, supliría lo que necesitara y lo libraría del peligro.

Esas experiencias inspiraron a David a escribir el Samo 23. Este salmo nos da un gran entendimiento de la bondad de Dios. Quizá usted lo haya recitado muchas veces. Quizá haya pensado que habla del cuidado de Dios por nosotros en el cielo. Pero en realidad este salmo nos revela lo que Dios quiere hacer por nosotros aquí en la tierra: el valle de sombra de muerte, donde está el diablo, nuestro enemigo.

Teniendo presente esto, lea el Salmo 23 y deje que le hable a su corazón de una manera nueva acerca de la bondad y el cuidado que Dios quiere mostrarle:

Jehová es mi pastor [que me alimenta, me guía y me protege], nada me faltará. En lugares de delicados pastos me hará descansar; junto a aguas de reposo me pastoreará. Confortará [y restaurará] mi alma [mi vida]. Me guiará por sendas de justicia [para ser recto y justo ante Él, no por mis obras, sino] por amor de su nombre. Aunque ande en valle [oscuro y profundo] de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tu vara [para proteger] y tu cayado [para guiar] me infundirán aliento. Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando [desbordándose]. Ciertamente, el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, y en la casa de Jehová [y en su presencia] moraré por largos días.

Cuanto más llegue usted a entender estas verdades, más podrá confiar en Dios en toda situación de la vida. Su confianza en Él le dará valor ante la timidez de otros.

Así fue la experiencia de David. La revelación del Salmo 23 lo llenó de confianza en Dios. Le infundió ánimo y valor en situaciones de peligro. En una ocasión, cuando un león atacó las ovejas, David no salió corriendo, sino que se enfrentó al león y lo mató con sus propias manos. Lo mismo hizo cuando apareció un oso.

Años después en su vida, cuando ninguno en Israel quería enfrentarse a Goliat, David fue el único que se animó a pelear contra él. ¿De dónde se armó David de valor? Él lo revela en 1 Samuel 17:37, donde dice: "Jehová, que me ha librado de las garras del león y de las garras del oso, él también me librará de la mano de este filisteo".

David no solo sabía de la bondad de Dios, sino también la había experimentado en su propia vida. Había visto las victorias que la bondad de Dios le había dado, y el solo pensar en eso le daba valor y ánimo.

Nosotros también podemos ser como David. Cuando más conozcamos la bondad de Dios y cómo opera en nuestra vida, más victorias tendremos para recordar. Cuantas más victorias podamos recordar, más difícil será para el diablo asustarnos y amedrentarnos. Recordaremos la victoria sobre el león y el oso de nuestra vida, y diremos: Qué bien. Hasta aquí me ha traído Dios, y sé que no va a defraudarme.

martes, diciembre 04, 2007

Dios sabe lo que es bueno

La religión se ha encargado de que la gente no tenga confianza en la bondad de Dios. La religión enseña que a Dios un día puede ocurrírsele que usted se enferme o que empobrezca.

Pero eso no es lo que enseña la Palabra escrita de Dios. Él no está confundido en cuanto al bien y el mal. Él sabe lo que significan la bendición y la maldición, y es el mismo significado que tienen para nosotros (porque hemos aprendido de Él).

En Deuteronomio 28 podrá leer las bendiciones y las maldiciones que Dios da al pueblo de Israel. En los versículos 11 al 13 Él resume las bendiciones:

Jehová te hará sobreabundar en bienes, en el fruto de tu vientre, en el fruto de tu bestia y en el fruto de tu tierra, en el país que Jehová juró a tus padres que te había de dar. Te abrirá Jehová su buen tesoro, el cielo, para enviar la lluvia a tu tierra en su tiempo y para bendecir toda la obra de tus manos. Prestarás a muchas naciones, y tú no pedirás prestado. Te pondrá Jehová por cabeza y no por cola; estarás encima solamente, nunca debajo, si obedeces los mandamientos de Jehová, tu Dios, que yo te ordeno hoy; si los guardas y cumples.

Es obvio que Dios sabe lo que es bueno y lo que no es bueno para nosotros. Él sabe que es bueno que tengamos más que suficientes provisiones naturales en la vida. Sabe que si sembramos, es bueno que recojamos una gran cosecha. Sabe que si tenemos ganado, es bueno que se multiplique. Sabe que es bueno que nuestros hijos sean bendecidos y que todos estemos con buena salud.

Por otro lado, Dios sabe que no es bueno que estemos enfermos, oprimidos o temerosos, o que seamos pobres.

Es más, la palabra hebrea "shalom" que el Señor menciona tantas veces para bendecir a su pueblo, significa estar completo en espíritu, alma y cuerpo. Significa que no nos falta nada, que no hay nada dañado. Dios sabe que así es como deberían estar las cosas, y así es como Él las quiere; no solo para algunos cuantos de sus hijos, sino para todos. Como dice el Salmo 145:9: Bueno es Jehová para con todos.

lunes, diciembre 03, 2007

El clamor de un hombre

Esta es una revelación que la iglesia necesita hoy desesperadamente. Nosotros como cuerpo no le hemos expresado al mundo el amor de Dios. Les hemos dicho que Él es un ser moral, que tiene la razón, que es poderoso y cientos de cosas más. Pero hemos fallado en demostrarles eficazmente la verdad que puede cambiar sus vidas, que Él les ama.

Al ver la vida de Jesús es evidente que el comunicó amor más que cualquier otra cosa. su misión en la tierra fue expresar, es decir, encarnar y personificar el amor de Dios.

Él se fue al extremo para demostrarle hasta a los hombres más pecadores que Dios los amaba. Lucas 8 nos cuenta de una ocasión en que Jesús había predicado y ministrado todo el día y luego se subió a una barca y dijo: "Crucemos al otro lado del lago" (Lucas 8.22). No les dijo por qué quería ir allá, solo dijo nos vamos.

No fue un trayecto fácil. Les salieron al encuentro vientos huracanados tan fuertes que los discípulos pensaron que iban a morir, hasta que Jesús reprendió a la tormenta y la detuvo.

¿Sabe con quién se encontraron al llegar al otro lado del lago? Con un hombre tan lleno de espíritus malignos que nadie podía sujetarlo, ni siquiera con cadenas. Vivía de desperdicios y de restos humanos en los sepulcros, y se golpeaba y cortaba el cuerpo. Era un hombre que quería ser libre pero no podía.

Cuando aquel hombre vio a Jesús, corrió hacia Él, quizá con la intención de matarlo, pero al acercarse a Jesús quedó ante la presencia de Dios y aquellos poderes demoníacos tuvieron que postrarse.

En ese mismo instante y lugar, Jesús liberó al endemoniado de los sepulcros. Expulsó a los demonios y le puso en libertad.

Piense en los extremos a que fue Jesús para alcanzar a ese hombre. ¿Por qué lo hizo? ¿Por qué atravesó el lago si estaba tan cansado que se quedó dormido tan pronto zarparon? ¿Por qué estuvo dispuesto a pasar por la tormenta?

Estoy convencida de que fue porque Dios oyó el clamor de un hombre angustiado y le dijo a Jesús: "Ve a ayudarlo. No me importa que viva en los sepulcros, no me importa cuán atado esté por la perversión, no me importa su aspecto, su olor ni su conducta. Yo lo amo, por eso quiero que vayas donde está y lo hagas libre".